Los diferentes tipos de sociedades mercantiles son unas informaciones imprescindibles para cualquier empresario en España. A continuación, te contamos las claves de cada una de estas clases de empresas.
Sociedades mercantiles: tipos y características
Estudiar economía, derecho o administración de empresas es una buena base antes de fundar una firma. Todas estas disciplinas, por otra parte, tienen influencia a la hora de gestionar una de estas organizaciones. Pero, si cabe, son más relevantes a la hora de crear una.
Se trata de un momento crucial, puesto que la modalidad que elijas va a influir decisivamente en su desarrollo. De hecho, optar por un tipo de empresa que no se adapta a las necesidades puede dar al traste con ella. Tiene que amoldarse a las de los socios y del negocio en cuestión.
Por consiguiente, tienes que afinar a la hora de escoger por qué clase te decantas. Sin duda, se trata de uno de los factores que más significativamente va a influir en su devenir. Por eso, te vamos a describir en qué consisten las principales sociedades mercantiles y qué características las definen. Presta atención.
La Sociedad Anónima
Una S. A. se forma mediante participaciones que se transfieren, dentro de las normas mercantiles, de un modo libre. Lo que resulta más definitorio de estas firmas es que el nivel en el que cada socio es responsable va a depender de su proporción de acciones. Como las participaciones están divididas en acciones, van a dominar la firma quienes más se puedan permitir invertir en ella. Y, como no es sencillo tutelar a quienes entran a participar, es posible perder el control sobre las decisiones.
Una diferencia, respecto a otros tipos de empresas, es que requiere un capital mínimo más alto. Este tiene que alcanzar los 60 101,21 euros. Y está repartido en el accionariado. Por lo tanto, la constitución de esta entidad conlleva una mayor complejidad. Ten en cuenta que pueden cotizar en la bolsa. En consecuencia, su formación requiere del asesoramiento de un especialista en empresas. De hecho, estamos tratando unas mercantiles que, por alcanzar una envergadura considerable, requieren de servicios jurídicos relevantes.
Sociedad de Responsabilidad Limitada
Una S. L. es el tipo de empresa más habitual en nuestro país. Pero ¿por qué recurren tanto a ella los emprendedores? En primer lugar, por la seguridad que ofrece que no implique responder con el patrimonio que detente el socio. En este aspecto, la responsabilidad de cada cual se circunscribe al capital que ha invertido.
Por otra parte, el capital mínimo que hay que depositar para constituirla es de 3000 euros. Así que el riesgo que se asume, en caso de no prosperar la empresa, no es alto. Cada socio participará en función del dinero que haya aportado. Y no olvides que un único integrante puede fundar una de estas mercantiles.
Estos socios van a conservar el control sobre la entrada de los nuevos. Como siempre van a mantener la prioridad, los títulos no se transmiten con facilidad. Todas estas circunstancias conllevan que se trate de una modalidad que dificulta la captación de capital externo.
Las sociedades cooperativas y colectivas
La primera conlleva no solo una unión del capital, sino también del trabajo. La forman personas que comparten actividad laboral y deciden asociarse. Existen, además de estas, cooperativas de segundo grado. Nos referimos a las que están compuestas por socios de otras cooperativas. Estas entidades basan su agrupación en un fin social compartido (educativo, agrícola, de consumidores, etc.).
En las cooperativas todos los socios tienen los mismos derechos y obligaciones. Por consiguiente, toman todas las decisiones mediante procedimientos democráticos.
Otras clases de mercantiles
Reservamos un espacio final para otras tipologías de empresas que también puedes encontrar en el Registro Mercantil. Toma nota de sus condiciones.
- Sociedad colectiva: unión de personas que trabajan en la misma empresa. No implica capital mínimo y los socios responden con los suyos.
- Sociedad comanditaria: parecida a la anterior, pero da también entrada a los socios comanditarios. Estos no van a participar en la gestión ni aportan, en caso de requerirse respuesta, su patrimonio.
- Sociedad Limitada Laboral: en una S. L. L., el capital social está controlado por los empleados. No habrá en ella socios que acaparen un tercio del accionariado.
- Agrupación de interés económico: la fundan empresarios o empresas que buscan el desarrollo de actividades auxiliares a las de la organización matriz. No tiene ánimo de lucro.
- Sociedad de inversión inmobiliaria: se trata de una empresa cuyo objetivo es la administración de valores relacionados con los bienes raíces. Viene bien para la compensación de riesgos.
En definitiva, los distintos tipos de sociedades mercantiles muestran la versatilidad mediante la que el Estado pretende incentivar el emprendimiento. Si quieres ser empresario o asesorar a quienes emprendan, te conviene conocer los pormenores de estas modalidades de firmas. En caso de que desees ampliar la información, ¡contacta con nosotros!